La primera vez que entré Formigal, una estación de esquí de moda, tenía 7 años. En mi escuela, antes de que fuera un plus de una escuela elegante, ya se habían organizado «Semana blancaEn la época de Formigal, hablo de los años 70, era una estación diminuta, minúscula que solo tenía un valle de esquí, que ahora se conoce como Sarios y en viernes En lugar de una silla supersónica había un telegu, el cual, para atraparlo, tenía que sentarse en el equipo y poner los esquís en una especie de canasta, que se llevaba a los lados. Con siete años, que fue toda una hazaña, siéntete libre.
Luego estaban los ascensores, las sillas de metal …cuyos asientos parecían sillas tradicionales de hiringuita que los colgaban de cables– en el que se te heló el culo porque los pantalones no eran ni de Goretex, ni de Tinsulat, ni de ninguna fibra térmica: eran definitivos y estaban hechos de Se rió paño elástico o relleno de capa guacine cerdito. ¿Enfriame? Siempre, incluso si pones siete pares de leotardos de lana con la parte inferior de tu pijama y los leotardos viejos de tu madre …que picaba desde arriba– En cuanto te abofeteaste, te mojaste, e inmediatamente tus nalgas, muslos, partes íntimas y pies se congelaron. Tus manos se han congelado antes porque los guantes eran de cuero que se mojó al primer cambio, o peor aún, de plástico que criminalizaba tus dedos, incluso se volvió azul. En aquellos años, el esquí era un deporte de carácter valiente. ¿Por qué recordé mi infancia sufriendo en la nieve en Formigal? Solo porque el esquí, a pesar de esos horribles comienzos, me atrapó de tal manera que luego me convertí en instructor en un club de esquí – donde enseñé a muchos “pequeños” – y ahora continúo practicando tanto como puedo. Dejando caer la pala con buena nieve, todavía me siento libre como un pájaro, creando la sensación de que estoy volando. Eso sí, ahora mi velocidad es la misma que la de los años, y llevo un excelente material textil y técnico con el que aguanto la falta de respeto sin dolor y con gloria. Debo admitir que los avances tecnológicos han hecho del esquí un deporte mucho más agradable, pero también más chic. Sí, hace 30 años era una actividad de élite, pero no elegante. Ahora bien, esto es un desfile de tonterías. Y Formigal es una de las estaciones que mejor refleja el cambio. Con 137 kilómetros se ha convertido en el dominio esquiable más grande de España; por cierto, en dos semanas acogerá el Campeonato de Europa de Esquí. Y, por supuesto, queda mucho camino por recorrer. Bueno y malo. Entre las cosas buenas, salvo los días muy concurridos, no tienes problemas con la cola, las pistas están bien señalizadas, hay niveles para todos los gustos, y les importa la nieve que es: un tesoro que da mucho dinero. . Entre las cosas malas que tanto bien ha llevado a que demasiadas personas viajen a Formigal para lucir el palmito en lugar de esquiar: enormes todoterrenos, botas con GPS, mesas atómicas con sensores de dureza que se adaptan al tipo de nieve, anoraks de 1000 euros la cremallera, cascos Louis Vuitton, guantes con calefacción incorporada, … lo vi todo este fin de semana, incluso pavo – acompañado de su jarrón de dama -cuyo propósito no era disfrutar del descenso, sino ir a esquiar al menos 80.000 metros, para lo cual estaba vestido con una de esas cositas que dice cuánto caminas y qué tan rápido lo haces. «Cariño, no vamos a salir de aquí hasta que rompamos el récord de ayerDijo, y la niña, además de pisotear descaradamente mis esquís y brincar con la facilidad que hacen los hombres hermosos, por feos que sean, lo mira con el perdón que hacen las mujeres. jarrón de damas bien educada y preparada desde la niñez para ello. Otra consecuencia Aramon entró en Formigal en que convirtió la estación en recurso. Yo explico. Todo está muy organizado, muy pensado para conseguir dinero. Las estrategias van más allá del marketing. Por ejemplo, que quieres comer la carne que trajiste de casa, para no estropear el menú que te ofrecen en las pistas, o porque la crisis es urgente –por cierto, las patatas fritas saben a pescado, un sándwich de pechuga de pollo está delicioso, caliente – frío, y por un vaso de caldo de ladrillo Aneto te llevas 2,40 euros, si un litro cuesta 1 euro en el supermercado– Bueno, o lo haces al aire libre, sentado en una roca, si encuentras, o necesitas ir a las picnic. El área es un refrán porque el área dedicada a los pobres que vienen con un bocadillo de casa se reduce a dos mesas ubicadas al lado de los baños de cada cafetería que cuenta con este maravilloso servicio. Y lo peor de todo: si intentas disfrazarte en las mesas de las terrazas para comer tranquilamente, pidiendo bebidas en tu establecimiento, el empleado recurso y te dice esto nainasque dejes de comer en casa o te vayas. Incluso hay algunos de estos observadores de escritorio que obligan al personal a abrir las mochilas para comprobar qué hay dentro.Envía huevos, ¿verdad? Pero no están contentos con los malos lugares para hacer un picnic, y ahora han realizado un nuevo concierto de lo más rentable. Es que cambian el tuyo tarifa única agotados desde el día por el que previamente se habían visto obligados a pagar 3 euros como depósito, por el café de una máquina expendedora, que debería costar a la empresa 0,20 céntimos. Llevo más de 40 años esquiando, y si bien ahora hay mejores equipos, mejores remontes y mejores accesos, echo de menos ese entorno montañoso que imperaba hace solo cinco años en Formigal, donde cuando te caías en las pistas siempre ha habido alguien que le ayude a reconstruirse; Los bocadillos de casa no valían la pena, porque los que había en la cafetería eran ricos y caros. modelo y pijerío a espuertas, eran esquiadores que iban a disfrutar de la nieve para no presumir de su condición.
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