Tengo mucha suerte de que parte de mi trabajo sea un vertedero. Probar nuevos tratamientos para luego contarles, entrevistar a personajes sabios y concienzudos de la moda, la belleza y la salud, probar la cosmética avanzada e incluso, en ocasiones, probar una cena en un restaurante de moda acompañado de cualquiera y del cuerpo de reina, gracias a que algunas firmas tengo una idea brillante para entretenerme de esta manera día de San Valentín para demostrar mi compromiso y jurar amor eterno, o al menos no olvidarme de sus productos. Doy la bienvenida a la idea. No seré tan hipócrita como para negar que me hace infinitamente feliz, porque siempre es mejor que presionar una tecla hasta tarde, corriendo de rueda de prensa a rueda de prensa – hay días en que desayuno, aperitivo, almuerzo, merienda y un Cena con premios incluidos que me parezco más a un ministro que a uno gratis o poner ladrillos. Sí, mejor, sin duda. Pero lo que voy a celebrar es este San Valentín tan comentado, marrón -Gracias, por cierto- me envió una invitación para entrar Restaurante Ramses (Plaza de la Independencia, 4. Madrid) para cenar entre velas y gente guapa el día que te guste de este mes. ¿Quién resiste la tentación de lucir bien con el novio en su cumpleaños sin exhibir euros? Así que ahí es a donde vamos, mi
mi novio y yo, el 5 de febrero, su cumpleaños, éramos felices y practicamos el romanticismo gastronómico. La recepción fue perfecta, el menú cerrado – chicas muy bien elegidas Brown – exquisito, vino perfecto, los camareros son muy amables y bien vestidos. Todo es lujoso. Local también. Decorado con los famosos Philip Stark (quien en su polifacética vida profesional le dio tiempo para diseñar todo, incluso departamentos privados Francois Mitterrand cuando ocupó el Palacio del Elíseo como presidente de Francia). Con esta incursión Caja parisina, a mitad de camino del burdel del siglo XIX y del Salón Versalles, su acabado combina candelabros, candelabros de cristal, sillas, sofás pony y mesas de mármol. En mi opinión, es un poco gravoso, pero resultó, especialmente si, como resultado, no tiene que pagar al menos 100 euros, que le quitan, por un almuerzo de este tipo en un lugar así. Todo ha ido bien hasta ahora, para cubrir mis necesidades fisiológicas, propias de cualquier persona, por muy bonita y moderna que me parezca, ir al baño. La odisea. Todo estaba negro. Cristales negros, lavabos negros, puertas negras, suelo negro … bueno, los grifos son dorados … no hay llave para el grifo del agua, sino dorada. Lo único un poco claro de toda la habitación, porque la luz brillaba en su ausencia. Oscuro como una puta al borde de la carretera. Al entrar al baño, pensé que la luz se haría por arte de magia; de hecho, creo que lo llaman. Bueno, no, no se estaba quemando nada allí. Me registré
tapar y palpar todas las paredes en busca del interruptor. No lo encontré. Y, pensando, pensando, llegué a la conclusión de que es una pirata que no representa diseño y que debe haber alguna forma de poder orinar sin averiguar dónde estaba la taza, que también era negra, para curarme o hacer pipí. Pero como ex periodista, salí al pasillo en busca de un camarero de traje para sacarme de su luminosa ignorancia. «Disculpe, ¿cómo enciende las luces del baño?«»No hay luces«» ¿Eh? ««Que no hay mas luz que la que ves«En otras palabras, el burdel se centró sólo en los espejos del tocador. La discusión entre lo que me dijo mi madre».en un caballo de regalo no mires su diente que está ásperoY en protesta, le pregunté cortésmente si podía hacer una oferta en lugar de un reclamo, que si tuviera que pagar la cena yo mismo, lo haría. Inmediatamente definido Javier, un auricular en la oreja y un traje de diseño, de acuerdo conmigo, porque siempre hay que dárselo al cliente, pero
señalando que el baño era un diseñador, Philip Stark – nada menos, y esto es lo que fue que más luz no llegó allí, para que el diseñador no se enojara y no cerrara la habitación por el hecho de que no respetaba él trabaja y todo el granero, y la gente hermosa que lo visita a menudo, se van al infierno. Muy amablemente, también nos ofreció a mi novio y a mí una copa en el bar que me invitó a entrar a la casa. Pienso apartarme, porque una pareja estaba esperando en la mesa, los que pagan. Con prisas, ofertas y una bebida gratis en el bar me olvidé de llegar. regalo a mi novio. Un regalo, por cierto: un neceser Lowe regordete con su línea masculina de tratamiento (gloria piel, según mi novio) y una botella Individualmente. Lo dejé cerca, colgado del sillón Versailles en una bolsa Icy Miyake, que estaba marcado con mi nombre y dirección. Después de un trago de lado nos fuimos a la casa
que ya no es una época de mucha diversión. Era la una de la madrugada cuando me di cuenta de que me había perdido el regalo. Llamé al restaurante y me dijeron que no me preocupara que mañana le preguntarían a un gerente como Javier y seguro que alguien lo salvó. Claro, alguien lo guardó, pero en el armario de su baño, ¿un par de personas hermosas y pagadas que nos sucedieron? -porque sigo esperando que este Javier me llame para devolverme el regalo y dármelo chico. Por supuesto, cuando vuelva a Ramsés o cualquier otro lugar diseñado por Dark Stark, tomaré una vela para ir al baño, no tendré presión y trataré de no olvidarme de ningún artículo de marca. no hay necesidad de que vuelvan a confundirme para siempre.
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